Tenemos historia, llevamos en la piel las luchas de las mujeres que dieron su vida por las reivindicaciones sociales y/o políticas, somos capaces de sentirlo, de palparlo en nuestro cuerpo, porque cargamos la represión y el abuso sobre nuestros hombros, y lo vivimos día a día
Sería válido desmentir que en el día internacional de la mujer, no nace, solamente, para la conmemoración de la trágica muerte de las obreras durante un incendio de una fábrica de textil en Nueva York, al no querer abandonar la lucha por los derechos que exigían, sino que conmemora todas las luchas que han encabezado las mujeres por la igualdad de condiciones, de sueldos, por el derecho a voto, por la no discriminación laboral; no es, en ningún caso, un hecho aislado, se trata de un conjunto de movilizaciones donde las mujeres de todos los países unen las voces para exigir su espacio dentro de la sociedad.
Sin embargo y a pesar de todo, podemos asegurar que no somos el sexo débil, que dentro de cada una de nosotras encontramos la misma fuerza, la misma convicción, el mismo vigor que en cualquier persona.
Debemos ser concientes y demostrar que en este 8 de Marzo, no basta con el saludo tradicional y automático, simplemente porque no es suficiente, debemos mostrarnos, participar en las distintas protestas que se convoquen, demostrar que la historia avanza y nosotras también, que somos parte de ella y que estamos presentes, que no olvidamos y que seguimos luchando de pié.